LA ORACIÓN DEL BRACERO

BIBLIOTECA DIGITAL CORELLANA



A cé qu’están alobaús

pu aquí abajo en la Ribera,

los que tienen laboriando

cuarque miajica di hacienda;

tó’l año tién que pasase

oselvendo l’armosfera,

temiendo llueva a destiempo

u qui a su tiempo no llueva;

recelando qui una helada,

qui un nubláu, qui una pedréa,

deshagan en un voléo

to’l trabajo y la cosecha...

¡Qué desgraciadicos son...!

¡Cómo m’atrista y m’apena,

pensál que tóas las canículas

que cuestan jadiál la tierra,

puén malograse en un rato

con qui apatusquie u no llueva...!


El cielo está mucho azur,

mucho limpio y mucho claro,

y el sol, que paice un membrillo,

relumbra arribota en lo arto...

No se vé una sola nube

que barrunte un chaparrazo,

ni sopla una miaja di aire,

ni nada pa bien del campo...

y así, sin cáil una gota,

con el tiempo de secano,

y esquebrazada la tierra,

no sé ya lo que llevamos.

Que solo sé que los piones

vienen siempre cavilando,

pues recelan s’icha’ncima

otra ves un año malo...

¡Y hace farta ser pioncico

de los que jádian el campo,

pa sabél lo tempestoso

qu’es un invierno sin tajo,

pa sabél que la preturbe

que trai el no habél trebajo...!

Pol eso nunca m’extraña

que los piones, hombres sanos

de ideas y de quereres,

a Dios levanten sus brazos.

Y pol eso no m’armira

que saquen de su Santario

a la Vilgen, que jué siempre

la qui agua trujo pal campo.

Pol eso no me sorprende

vel, de rodillas rezando,

a un bracero qui a su Vilgen

esta uración dice en arto:

<<Señora y Madre de Dios,

lucerico de los cielos,

pimpollico de Santa Ana,

Vilgencica de mis sueños,

querencia de mis amores

que siempre apagas mi duelo;

bien sé que soy un camporro

que de tú nada meresco,

que tengo pocos aforros

y tengo muchos defertos;

bien sé que m’enfado pronto,

que tengo mucho mal genio...

y que hasta suelo jurál

por el menos contratiempo.

Mas, ten compasión de mí,

que bien sabes que te quiero;

qui apenas cuasi tetaba

esti probe jornalero

cuando ya mi güena madre

(goce’e Dios que ya s’ha muerto)

escomnzaba a enseñame

la Sarve y el Padrenuestro,

y a tenel en tú confanza,

y amate con amol ciego...

Comprendo que no soy dino

de qui hagas caso a mis ruegos;

mas... ten duelo de mis muetes,

de mi mujer, de mis viejos,

que de mis jolnales comen,

qui a mi costa los sostengo;

y trai con prontura el agua

que dende hace tanto tiempo

n’ha caido pol la Ribera,

pa nuestras piezas y huertos...

Tráila pronto, que los campos

no puén aguantal de secos

y no se pué laborialos

porqui hay farta de tempero;

tráinos agua que si nó

tendrán hambre los braceros,

y mémbalgarán las tierras

pol no pagar el arriendo...

Tráila pronto, que no puedes

dejal de atender el ruego

del qu’en tu valél confía

pa salir d’esti bujero...>>


Escucháide estos lamentos

Vilgencicas ribereñas

y lográide pa los pueblos

que por Patronas sus rezan

que caiga el agua a cantáros,

pa que empape bien la tierra...

Escucháide: Vilgencicas

del Portal, de la Cabeza,

de la Blanca, del Romero,

de la Barda, Ujué, la Cueva,

del Regadío, del Yugo,

del Popúlo, de la Nieva,

del Plú, la Gracia, del Soto,

de la Paz, qu’es cirbonera,

de Sancho Abarcá, Araceli,

del Villar, que es de Corella,

Jerusalem, del Castillo,

y Santa Ana, de Tudela...

Escucháilos, qu’eso aguarda

de vusotras la Ribera...


¡A cé qu’están alobáus

los que trebajan la tierra,

que tién que pasase el año

oselvando la armosfera...!

Por eso a mi no m’extraña

que quien tiene la cabeza

güerta siempre hancia los cielos

a Dios rece y en Dios crea;

como tampoco el oil,

u ver qui un ribero reza

a la Vilgen de su pueblo,

pa que sus campos proteja,

qu’en la cosecha del campo

halla el pión su mantenencia...

 

 

JUAN JOSÉ SALAMERO RESA

Ribereñas. La oración del bracero.

Revista Vida Vasca, Bilbao, 1930

Ilustración: José Joaquín Montoro Sagasti

 

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