INFORME ZUAZNAVAR: EL CONTRABANDO EN CORELLA
BIBLIOTECA DIGITAL CORELLANA
En esta entrada de nuestra BIBLIOTECA DIGITAL CORELLANA presentamos una obra que aunque lleva por título Informe sobre excesos de los Cerveranos del rio Alhama en materia de contravando (sic), es una fuente documental muy interesante para el estudio de la historia de Corella. Se trata de un informe realizado por un alto funcionario de la administración navarra, que investigó de forma exhaustiva un fenómeno de gran repercusión en la economía de Corella durante el siglo XVIII, el contrabando. Para explicar su importancia y ponerlo en contexto nos ha parecido lo más idóneo introducirlo con los siguientes párrafos del historiador fiterano Francisco José Alfaro Pérez, que podemos encontrar en el capítulo La frontera interior como incentivo de procesos migratorios en el norte peninsular (siglos XVI-XIX), del libro Migrations et exils entre l´Espagne et la France.
"Un regalo de la frontera; la aduana. Comercio, contrabando y movilidad social y demográfica a través de las tablas navarras de los siglos XVIII y XIX.
(...) [Diversos trabajos] han puesto de manifiesto el valor y el peso estratégico y económico que tuvo la aduana de España con Navarra dentro de las redes comerciales que articulaban el mercado terrrestre nacional e internacional entre la península Ibérica y el resto de Europa durante dicha centuria [siglo XVIII]. Especialmente, la concerniente a Castilla con Navarra como demuestra el poderío del comercio desarrollado en la ciudad de Corella cuyo capital mercantil declarado por sus comerciantes tras las Cortes de Navarra de 1744, el cual -que seguramente era mayor- ascendía a 7.550 pesos, cantidad que tan sólo superaba Pamplona (37.350), y que nada menos que triplicaba el capital mercantil declarado por Tudela (2.650), segunda ciudad del reino.
"Un regalo de la frontera; la aduana. Comercio, contrabando y movilidad social y demográfica a través de las tablas navarras de los siglos XVIII y XIX.
(...) [Diversos trabajos] han puesto de manifiesto el valor y el peso estratégico y económico que tuvo la aduana de España con Navarra dentro de las redes comerciales que articulaban el mercado terrrestre nacional e internacional entre la península Ibérica y el resto de Europa durante dicha centuria [siglo XVIII]. Especialmente, la concerniente a Castilla con Navarra como demuestra el poderío del comercio desarrollado en la ciudad de Corella cuyo capital mercantil declarado por sus comerciantes tras las Cortes de Navarra de 1744, el cual -que seguramente era mayor- ascendía a 7.550 pesos, cantidad que tan sólo superaba Pamplona (37.350), y que nada menos que triplicaba el capital mercantil declarado por Tudela (2.650), segunda ciudad del reino.
En teoría, grosso modo, la participación de los grandes mercaderes asentados en las aduanas navarro-castellans radicaba, las más de las veces, en hacer de intermediarios entre los lugares de oferta y los de demanda. De esta manera, a través de redes clientelares, en muchas ocasiones grandes fratrías, una compañía mercantil tenía ubicados a miembros por los lugares de producción y de venta, así como en distintos puntos estratégicos y neurálgicos como algunas ciudades andaluzas, Madrid, Pamplona, o los principales pasos aduaneros. Así, ciertos productos americanos como el chocolate, y, sobre todo, lana castellana, eran comprados por estos comerciantes para revenderlos en Francia, de donde de vuelta se traían productos manufacturados que eran revendidos en España.
Pero el comercio legal realizado en la región era tan sólo una parte, quién sabe si sólo minoritaria, del total de los intercambios y transacciones. En especial, el tramo navarro del río Alhama pasó a convertirse a partir de 1710, aproximadamente, en un lugar idóneo para el estraperlo, pues era mucho más sencillo pasar las mercancías de Castilla a Navarra a través de los pasos naturales de las primeras estribaciones del sistema ibérico, junto al camino real, que hacerlo atravesando el Ebro aguas arriba o abajo, lejos de las vías de comunicación, o que trasladarlas hasta Aragón o Cataluña.
Pero el comercio legal realizado en la región era tan sólo una parte, quién sabe si sólo minoritaria, del total de los intercambios y transacciones. En especial, el tramo navarro del río Alhama pasó a convertirse a partir de 1710, aproximadamente, en un lugar idóneo para el estraperlo, pues era mucho más sencillo pasar las mercancías de Castilla a Navarra a través de los pasos naturales de las primeras estribaciones del sistema ibérico, junto al camino real, que hacerlo atravesando el Ebro aguas arriba o abajo, lejos de las vías de comunicación, o que trasladarlas hasta Aragón o Cataluña.
En el siglo XVIII las denuncias y detenciones de contrabandistas están al orden del día en documentación municipal y en procesos a lo largo y ancho de toda la merindad de Tudela. Las personas detenidas en su gran mayoría eran gentes de extracción social media-baja, muchos de ellos castellanos de Cervera del Río Alhama (La Rioja) y localidades adyacentes, que fueron detenidos con lo que podríamos denominar contrabando al por menor: con algunas lanas, con dos libras de chocolate, con alguna docena de aceite, dos robos de trigo, etc.
Evidentemente, no fue este tipo de intercambios o de negocios el que mayor repercusión tuvo en el desarrollo de la élite social comarcal, ni en el efecto llamada de otras gentes. Sin embargo, esta es la documentación que tradicionalmente se ha venido trabajando, por lo que la implicación de los grandes magnates en negocios turbios solamente podía presuponerse.
Afortunadamente, J. Mª Zuaznavar, ministro del Consejo de Navarra a comienzos del siglo XIX, no solo investigó a fondo el funcionamiento de este comercio ilícito, sino que propuso unas serie de medidas para evitarlo gracias a las cuales entendemos un poco mejor como funcionaba el negocio.
Evidentemente, no fue este tipo de intercambios o de negocios el que mayor repercusión tuvo en el desarrollo de la élite social comarcal, ni en el efecto llamada de otras gentes. Sin embargo, esta es la documentación que tradicionalmente se ha venido trabajando, por lo que la implicación de los grandes magnates en negocios turbios solamente podía presuponerse.
Afortunadamente, J. Mª Zuaznavar, ministro del Consejo de Navarra a comienzos del siglo XIX, no solo investigó a fondo el funcionamiento de este comercio ilícito, sino que propuso unas serie de medidas para evitarlo gracias a las cuales entendemos un poco mejor como funcionaba el negocio.
Sobre la situación de la frontera navarro-castellana declara que como él mismo ha constatado <<(…) los pasiegos son los que en el día andan en grandes quadrillas -contrabandeando- (…) y los manchegos, aragoneses y navarros andan a la misma manera(…)>>. Por lo que <<en el día se extraen desde Corella de fraude grandes porciones de géneros ultramarinos sin arbitrio para poder contener a sus conductores por el elevado número con que caminan (…)>>.
Pero ¿quiénes eran los artífices del gran contrabando?, y ¿cómo lo hacían? El mismo ministro afirma textualmente que: <<(…) es cosa indudable (…) que varias casas de comercio establecidas en Navarra, no solamente tienen almacenes llenos de contrabando en Corella sino que aun a los que pueden y quieren ir hasta Pamplona o Bayona, les ponen de su cuenta y riesgo por un tanto por ciento de comisión, frecuentemente en Corella>>,
Pero ¿quiénes eran los artífices del gran contrabando?, y ¿cómo lo hacían? El mismo ministro afirma textualmente que: <<(…) es cosa indudable (…) que varias casas de comercio establecidas en Navarra, no solamente tienen almacenes llenos de contrabando en Corella sino que aun a los que pueden y quieren ir hasta Pamplona o Bayona, les ponen de su cuenta y riesgo por un tanto por ciento de comisión, frecuentemente en Corella>>,
Al pasar a describir el comportamiento de las principales casas estraperlistas de Navarra, guardando el anonimato utilizando los puntos suspensivos, este autor entre otras cosas dice: <<(…) suenan como principales agentes de contravando, la titulada ……, con factoría en Corella que, independiente para sus negocios de Pamplona, para las de Corella tiene formada sociedad con …… vecino de la misma, la que se titula ……. Y ha establecido en la propia diudad de Corella una factoría a cargo de otro criado menor en edad, cambién con dos almacenes; siendo de advertir que …-fulanito-… es suegro del hijo del citado …-menganito-… (…) que tiene en Corella una factoría a cargo de un sobrino (…)>> etc., siendo continuas las alusiones a la ciudad de Corella y sus magnates.
Lógicamente, la infraestructura de los contrabadistas contaba con el beneplácito de buena parte de un sistema administrativo y policial de la región ampliamente corrupto. Y, tal y como se recoge en esta obra de 1821, los contrabandistas <<nada tienen que temer de parte de los guardas como acredita la experiencia: algunos de dichos guardas comen y beben con ellos y con los de las factorías, y aun sirven a estos de mozos de mulas (…)>>.
Así pues, con las vías expeditas, la cuestión era simple. Los carreteros traían mercancías desde Francia u otros lugares de Navarra hasta almacenes y corrales de Navarra ya al sur del Ebro, y desde allí algunos cerveranos y gentes de la Rioja Baja introducían, posteriormente, el género en Castilla. Cuando la mercancía provenía del sur el funcionamiento era el mismo, pero a la inversa, ahorrándose en todo momento los pagos de derechos y demás impuestos. De tal modo que, en apenas unas décadas algunas personas llegadas y avecinadas al sur de Navarra amasaron inmensas fortunas que repercutieron en el arte, la ostentación, el lujo y como no, en la desigualdad.
Es más, en ocasiones la balanza económica era positiva para los agentes intervinientes en el extranjero (las más de las veces franceses, holandeses e ingleses), que preferían ser pagados en oro y plata, casi siempre traído de las Indias Occidentales. Como además gran parte de los intercambios se realizaban bajo cuerda, esta fuga de oro y plata, los valores más seguros, tan sólo repercutía en las manos privadas al no tributar en las aduanas, dejando mayor margen de beneficio a los grandes contrabandistas, muchos de ellos nobles o ennoblecidos.
Aquel ministro navarro, ya citado, afirma a comienzos del siglo XIX que: <<estos carreteros llevan a Pamplona con mucho disimulo en lo que llaman la red, las onzas de oro de cuño antiguo y los pesos duros que recogen las factorías de Corella (…) los pueblos navarros de la raya con Castilla ofrecen premio a los castellanos por aquellas clases de moneda (…) que una de las condiciones más frecuentes y usuales de los contratos entre las factorías de Corella y los cerveranos suele ser que estos han de hacer sus pagamentos en oro viejo o pesos duros (…) [por todo lo cual] los dueños de las factorías llevan crecidas cantidades de pesos duros a Pamplona y de allí a Francia (…) de modo que las factorías de Corella no solamente causan en la extracción del dinero de Castilla el mal de pagar en metálico lo que compran [a los franceses] sino que además de eso ocasionan sin necesidad el contravando de la exportación de la moneda de Castilla como objeto de especulación y ramo de comercio (…)>>. He ahí otro acicate más para algunos dirigentes de reino de Navarra para no levantar unas fronteras y unas aduanas a las que el país tenía derecho según costumbre y Fuero, ante el que se amparaban por su propia conveniencia y (quizás también) por fidelidad.
Las consecuencias económicas y demográficas de la pervivencia de la aduana fronteriza entre el reino de Navarra y el resto de España parecen indiscutibles para los lugares comarcanos de la misma. Al incremento comercial vino aparejado un incremento del poder económico en la región lo que, a su vez hizo todavía más atractivas a estas tierras. Dejando a un lado el trajín diario y la micromovilidad, lo cierto es que algunas poblaciones crecieron gracias, en buena medida, al aporte migratorio e incluso experimentó o agudizó cambios socioculturaes como el gusto por la música culta, el teatro, etc. Otras en cambio, peor situadas estratégicamente, siguieron un comportamiento distinto, aunque estas diferencias no siempre son fáciles de explicar. Sería el caso de la cercana Tudela, segunda ciudad del reino de Navarra, la cual, estancada, poseía a principios del siglo XIX una población similar a la de los años cincuenta del siglo XVI, dosciento cincuenta años antes.
A mediados del siglo XIX las aduana interiores establecidas entre Navarra y España fueron levantadas, La consecuencia directa fue la huída de parte del capital -y de gentes- de sus inmediaciones tras perder su atractivo económico.”
Para accede al libro en formato pdf, clica aquí
*Francisco José Alfaro Pérez es profesor de Historia Moderna en la Universidad de Zaragoza. Ha publicado numerosos trabajos sobre este periodo histórico muchos de los cuales con especial atención a la Ribera de Navarra. Su tesis doctoral, presentada en 2005, lleva por título Demografía y sociedad en la Ribera de Navarra (Merindad de Tudela) 1500-1800. Ha publicado junto a Begoña Domínguez Cavero el libro Sociedad, nobleza y emblemática en una ciudad de la Ribera de Navarra. Corella (siglos XVI-XVIII).
Para accede al libro en formato pdf, clica aquí
*Francisco José Alfaro Pérez es profesor de Historia Moderna en la Universidad de Zaragoza. Ha publicado numerosos trabajos sobre este periodo histórico muchos de los cuales con especial atención a la Ribera de Navarra. Su tesis doctoral, presentada en 2005, lleva por título Demografía y sociedad en la Ribera de Navarra (Merindad de Tudela) 1500-1800. Ha publicado junto a Begoña Domínguez Cavero el libro Sociedad, nobleza y emblemática en una ciudad de la Ribera de Navarra. Corella (siglos XVI-XVIII).
Comentarios
Publicar un comentario